- ¿Cuál es la importancia de creer?

La creencia, o fe, es una función genuina de la mente. Es una actitud.

La fe es importante y útil en las circunstancias adecuadas. Imbuye la mente de energía positiva, y se hacen posibles nuevas acciones positivas.

Para que así sea, nuestras acciones deben ser congruentes con nuestros pensamientos y emociones en la vida cotidiana. De ese modo, la ley de causa y efecto opera a nuestro favor. A favor de la liberación del sufrimiento o de cualquier mejora que esperemos ver materializada en nuestras vidas.

Lo que no es útil es confiar en la creencia mientras la falsa personalidad dirige el espectáculo. Si nuestras acciones proceden del miedo, tenemos un problema que debe abordarse antes de que pueda surgir algo «mejor».

Si no vemos ni comprendemos la causa raíz del miedo, nuestra creencia en una vida mejor y en la liberación estará equivocada. Además, pensaremos que el problema está donde no está, es decir, ahí fuera en el mundo, en otras personas, en la magia negra, en los extraterrestres, en un dios castigador o en alguna «fuerza oscura» externa.

El hecho es que la casa está sucia, y uno cree que el Maestro vendrá y se alegrará y le concederá regalos. No funciona así. La causa y el efecto son una ley. Toma conciencia de las causas y entonces podrás cambiarlas. La creencia por sí sola no puede lograrlo; no es la herramienta adecuada. Se necesitan otras herramientas y actitudes.

Se necesita voluntad. Se necesita pragmatismo. La creencia es aire. La voluntad, la acción correcta, es fuego.

Hay siete rasgos principales de la falsa personalidad. Debemos conocer el nuestro. Así es como se manifiesta el miedo, y eso es lo que es responsable de los pensamientos, emociones y acciones contra nosotros mismos. Esos pensamientos, emociones y acciones, a su vez, contribuyen a abrir y cerrar puertas en la vida.

El trabajo debe realizarse. Creer que una vida libre de sufrimiento innecesario o de miedo llegará de alguna otra manera no ayuda. Puedes malgastar tu vida creyendo de ese modo.

Reconocer y neutralizar la falsa personalidad es un paso crucial para alinear nuestras creencias con los resultados positivos. Sin un esfuerzo consciente por comprender cómo el miedo y la ignorancia perpetúan el sufrimiento, la fe puede convertirse en una trampa, que conduzca a la decepción o incluso a la destrucción de las mismas cosas que esperamos.

Si tenemos los pies en el suelo y los ojos abiertos, la fe es algo hermoso. La vida está llena de un potencial maravilloso.

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